CIERTA INQUIETUD (4)

Atardecer en la Zarza de Pumareda (Salamanca)

Recuerdo la inquietud por la que pienso y me escribo esta serie de comentarios:

Atiendo a mi sensación, según la cual me parece que hay quienes dan la impresión que su vida consiste desmesuradamente en sacrificios, en deberes y obligaciones que resultan ser, en no pocos casos, en detrimento, muy serio finalmente, de una salud que día tras día se va agotando. Salud en un cierto sentido amplio, como el de un mal estar internamente difuso y sentido que se va emulsionando y revirtiendo en concentrados de infelicidad (sentimientos de amargura, tristeza, desánimo, pena, dolor, incapacidad para el deleite... o bien en una enorme insensibilidad e incomprensión para lo complejo humano)... una infelicidad propia y también vertida hacia el círculo de los más íntimos o allegados o así mismo y más general hacia el prójimo habitual o casual. Pareciendo que quienes tal forma de vida han adoptado es, según ellos mismos afirman a capa y espada, porque no les ha quedado otro remedio; que así es la vida y la realidad, afirman.
Se podría decir, al dictado de sus palabras, que nada en sus vidas ha sido adoptado, ya que ni tan sólo posibilidad de opción ha habido; toda la vida ha sido, pues, no otra cosa que un enorme esfuerzo de adaptación impuesta; sin autoría propia, es decir sin querer propio de sí. Y todo ello salvando las apariencias, que desde el punto de vista material parece ser que su vida no ha sido en balde, según centellean sus posesiones y fortuna, aun que el resplandor luzca desde la oscuridad de no pocas deudas saldadas a fuerza de no pocos sobre esfuerzos, aún más de los ya debidos, y que han contribuido a aumentar por decantación,  el poso de la mala salud antes aludida.

Los cuales dan que pensar. Concretamente si así, tal como ellos afirman y reafirman, la vida y la realidad es o no; ya que sin llegar a tan alto grado de interna y intensa insatisfacción apuntada,  creo que no han de ser pocas las personas ensombrecidas según lo descrito y quizás, tanto y tantos, tengan, entre tantos, razón.

Si admito que sí, que así son las cosas, entonces la vida consiste en puro determinismo con nula autoría personal destinada a obrar una buena aleación en la que inmateriales de la propia libertad no han podido entrar en la composición más que en casuales o brindadas ocasiones y siempre sentidas como dádivas provenientes del exterior, nunca como producciones propias de uno mismo.


Comentaris

  1. Bienvenido, Joan, a nuestra blogosfera , en zarceño: "Rincón bloguero". Te seguiremos, estaremos atentos pues en mi blog, La ZarzaOnline, cada vez que un blog tiene una entrada, se coloca arriba y avisa.
    Saludos

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