CIERTA INQUIETUD (5)



 AMANECIENDO UN REFLEJO (LA ZARZA DE PUMAREDA)


En definitiva aquello que me inquieta es esa zozobra en que oscilamos entre libertad y determinismo. Entre determinar yo, en lo realmente posible, mi propia vida o estar ésta máximamente condicionada por toda suerte de circunstancias, determinaciones ajenas e incluso imposiciones no sentidas ya como tales. 

Y creo, con mayor precisión, que es la misma zozobra -como metáfora traída de la navegación- aquello preocupante, pues lo mismo puede uno experimentar un vendaval que azote que un inmovilismo  que aturda, incluso sin tener clara conciencia de ello. 

La existencia es nuestro vasto océano en el que cada cosa parece tener su rumbo, sin excluir principio y fin de la travesía. El suyo de rumbo. Sin embargo tal vez de entre todo lo que por ahí navega haya una excepción -parece mentira, pero también parece ser que sí-, una excepción en la que es posible decirse, más aquí de su referida a cualquiera otra cosa, mi; mi rumbo y también nuestro rumbo... no establecido previamente.

Nuestra distancia, al propio timón con que regirnos, puede ser mayor o menor (me parece a mi). Tan mayor como para que sean otras persona, circunstancias o cosas quienes tomen el control; o tanto más cercana como para ser uno mismo, oportunamente, quien básicamente rija. Quien rija, tanto en las inevitables tempestades como en, previsión, evitarlas. Y entre una y otra posición, ...entre tanto dar, también, rienda suelta



Comentaris

  1. Saludos,
    Manuel

    Curiosa, oportuna, bonita y enigmática imagen que acompañas. Esa luz del amanecer le da un tono especial, mas pareciera un portal de cartón piedra de un plató para rodaje de escenas... Nosotros sabemos que el portal es real y la luz no es de focos.

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