Entrades

S'estan mostrant les entrades d'aquesta data: octubre, 2018

ADOCTRINAR (IX)

Imatge
Vuelve a amanecer y sobre el tapete aún las cuatro cartas de mi amigo J: ¿Hay algo que no nos haya sido adoctrinado? ¿Qué sabemos que no se nos haya sido inculcado? ¿Acaso no hay un ya todo sabido desde siempre que sólo espera que se le de lumbre encendiendo, comadronas y ayos interesados, nuestro saber reminiscente y que ello no sea más que pura doctrina? ¿Acaso no nos rendimos todos juntos a sabiendas o no -ignorantes o convictos- a lo ya puesto -impuesto por tanto- casi ahogados en un oceano de prejuicios del que apenas si podemos sacar cabeza? Pensemos en estas cartas. No sin antes hecernos presente el principal sentido de nuestro juego. Pretendemos hacernos con un concepto: El de adoctrinar .  En general en eso que se pretendemos no ha de haber ganador alguno y, concretamente, en la ganancia para sí de algún  concepto, que es lo que se pretende, tampoco  uno será el vencedor (o todos los participantes  ganan  o ninguno de ellos lo hace). Podría ser que en este nuestro juego nadie,

ADOCTRINAR (IX)

Imatge
Vuelve a amanecer y sobre el tapete aún las cuatro cartas de mi amigo J: ¿Hay algo que no nos haya sido adoctrinado? ¿Qué sabemos que no se nos haya sido inculcado? ¿Acaso no hay un ya todo sabido desde siempre que sólo espera que se le de lumbre encendiendo, comadronas y ayos interesados, nuestro saber reminiscente y que ello no sea más que pura doctrina? ¿Acaso no nos rendimos todos juntos a sabiendas o no -ignorantes o convictos- a lo ya puesto -impuesto por tanto- casi ahogados en un oceano de prejuicios del que apenas si podemos sacar cabeza? Pensemos en estas cartas. No sin antes hecernos presente el principal sentido de nuestro juego. Pretendemos hacernos con un concepto: El de adoctrinar .  En general en eso que se pretendemos no ha de haber ganador alguno y, concretamente, en la ganancia para sí de algún  concepto, que es lo que se pretende, tampoco  uno será el vencedor (o todos los participantes  ganan  o ninguno de ellos lo hace). Podría ser

ADOCTRINAR (VIII)

Imatge
Sobre el tapete, las cartas de mi amigo J .  A saber: ¿Hay algo en nuestro propio y personal haber, saber o hacer que no se nos haya sido de alguna manera inculcado por su adecuado cauce el cual no es otro que el adoctrinamiento? ¿Cuándo y cómo la oportunidad de otra posibilidad, para cualquier aprendizaje, que no sea adoctrinamiento venido del exterior a mi o a cualquier otro? ¿Acaso sería esta posibilidad, distinta del adoctrinamiento, alguna suerte de reminiscencia de un saber ya...¿cómo?, ¿inculcado en algún cielo de las ideas previamente existente y, aún antes de nacer tú o yo o cualquier otro, contempladas aquéllas y sacadas ahora a luz por alguna comadrona sin uso de fórceps alguno y cuya labor fuera continuada por los mejores ayos de pago elevados por y para algún tipo élite? Y todavía, a bocajarro, una cuarta carta que al ponerla de cara muestra estas grafías que ahora tecleo sobre el tablero de nuestro juego: “Me hablas de convicciones. ¿Acaso no están hechas todas ellas de

ADOCTRINAR (VIII)

Imatge
Sobre el tapete, las cartas de mi amigo J .  A saber: ¿Hay algo en nuestro propio y personal haber, saber o hacer que no se nos haya sido de alguna manera inculcado por su adecuado cauce el cual no es otro que el adoctrinamiento? ¿Cuándo y cómo la oportunidad de otra posibilidad, para cualquier aprendizaje, que no sea adoctrinamiento venido del exterior a mi o a cualquier otro? ¿Acaso sería esta posibilidad, distinta del adoctrinamiento, alguna suerte de reminiscencia de un saber ya...¿cómo?, ¿inculcado en algún cielo de las ideas previamente existente y, aún antes de nacer tú o yo o cualquier otro, contempladas aquéllas y sacadas ahora a luz por alguna comadrona sin uso de fórceps alguno y cuya labor fuera continuada por los mejores ayos de pago elevados por y para algún tipo élite? Y todavía, a bocajarro, una cuarta carta que al ponerla de cara muestra estas grafías que ahora tecleo sobre el tablero de nuestro juego: “Me hablas de convicciones. ¿Acaso n

ADOCTRINAR (VII)

Imatge
Venimos reconociendo, a menos que no seamos capaces de percibir tan siquiera un poco de lo existente, todo un .ámbito. Un ámbito que es el de nuestra actualidad. Un terreno escaso de convicciones a la vez que prominente y abundante en inculcaciones (palabras, frases, onomatopeyas, exclamaciones, parrafadas, verborreas, vítores, emociones hinchadas y mediáticamente asistidas...) que no pueden recibir para nada el reflejo de un pensamiento propio, lo más libre -y sencillo, que no simple- posible de prejuicios heredados y adquiridos. También hemos acercado a nuestra mesa de juego el flexo de una lámpara cuya luz nos a incitado a preguntarnos, dado el terreno que pisamos, sobre qué totalitarismo nos está, ahora mismo, deslumbrando (parece que somos algo avispados en reconocer totalitarismos históricos o ajenos pero aquél que pueda darnos en las narices a ese ni lo olemos). Yo no puedo reconocer otro que el Financiero al Uso Actual o también, tal vez dicho de manera más justa, el (mal) uso

ADOCTRINAR (VII)

Imatge
Venimos reconociendo, a menos que no seamos capaces de percibir tan siquiera un poco de lo existente, todo un .ámbito. Un ámbito que es el de nuestra actualidad. Un terreno escaso de convicciones a la vez que prominente y abundante en inculcaciones (palabras, frases, onomatopeyas, exclamaciones, parrafadas, verborreas, vítores, emociones hinchadas y mediáticamente asistidas...) que no pueden recibir para nada el reflejo de un pensamiento propio, lo más libre -y sencillo, que no simple- posible de prejuicios heredados y adquiridos. También hemos acercado a nuestra mesa de juego el flexo de una lámpara cuya luz nos a incitado a preguntarnos, dado el terreno que pisamos, sobre qué totalitarismo nos está, ahora mismo, deslumbrando (parece que somos algo avispados en reconocer totalitarismos históricos o ajenos pero aquél que pueda darnos en las narices a ese ni lo olemos). Yo no puedo reconocer otro que el Financiero al Uso Actual o también, tal vez dicho de manera más justa, el (mal)

ADOCTRINAR (VI)

Imatge
En el trayecto de ida y vuelta al lugar de nuestro juego se me figuro una versión del mito de la caverna de Platón. Cueva adentro adheridas a las paredes del fondo titilaban sombras que se adivinaban humanas. Aquellas no eran otras que las de sus habitantes. Allí, en aquel lugar, no más lumbre que la del suelo a duras penas mantenida rama a rama. Entre todos no tenían otras miradas que a aquella lumbre; o bien, quienes se atrevían a mirar al fondo, a aquellas paredes, la humedad de las cuales les hacía de espejo deformante de sus propios perfiles: No mayor realidad de sí tenían que aquellas sombras ondulantes e intermitentes estirándose y contrayéndose en el fondo de la cueva. Tal vez, pero, en sueños había quienes los tenían diurnos y en colores (de muy alta definición, diríamos hoy). Otros, bien seguro que los había también, hacían el gran esfuerzo de girar la cabeza en el sentido opuesto a todo aquello, y entonces, para ellos, la visión no sería más que una muy leve y por lo pronto

ADOCTRINAR (VI)

Imatge
En el trayecto de ida y vuelta al lugar de nuestro juego se me figuro una versión del mito de la caverna de Platón. Cueva adentro adheridas a las paredes del fondo titilaban sombras que se adivinaban humanas. Aquellas no eran otras que las de sus habitantes. Allí, en aquel lugar, no más lumbre que la del suelo a duras penas mantenida rama a rama. Entre todos no tenían otras miradas que a aquella lumbre; o bien, quienes se atrevían a mirar al fondo, a aquellas paredes, la humedad de las cuales les hacía de espejo deformante de sus propios perfiles: No mayor realidad de sí tenían que aquellas sombras ondulantes e intermitentes estirándose y contrayéndose en el fondo de la cueva. Tal vez, pero, en sueños había quienes los tenían diurnos y en colores (de muy alta definición, diríamos hoy). Otros, bien seguro que los había también, hacían el gran esfuerzo de girar la cabeza en el sentido opuesto a todo aquello, y entonces, para ellos, la visión no sería más que una muy leve y por

ADOCTRINAR (V)

Imatge
La lógica de la cita que queda por barajar puede pensarse como una especie de silogismo.  En lo alto, como término generalísimo, un régimen, y su "educación", totalitario. En su término medio la inculcación, de "convicciones"; de convicciones creen los adictos y adoctrinados desde antes de la cuna en tal régimen. Sigue al término medio una antipedagogía (esa mediación (educación) llamada inculcación): Inculcación, sí, mucha, pretendidamente (objetivo final “educativo”) de convicciones; inculcación, sí, intensiva y extensiva, hacia las entrañas, el corazón, y en la extensión de todos, que han de ser un uno uniforme. Convicción, genuina, ni una, de eso nada. La nada en persona individual y colectiva. Nada, tan solo una sola masa, eso sí, eso es lo pretendido y no poco conseguido, muy ¡conseguido!, en un régimen -no importa que brazo alce- totalitario. Finalmente, del silogismo, la conclusión que es la siguiente nada concreta: La destrucción de la capacidad de formárn

ADOCTRINAR (V)

Imatge
La lógica de la cita que queda por barajar puede pensarse como una especie de silogismo.  En lo alto, como término generalísimo, un régimen, y su "educación", totalitario. En su término medio la inculcación, de "convicciones"; de convicciones creen los adictos y adoctrinados desde antes de la cuna en tal régimen. Sigue al término medio una antipedagogía (esa mediación (educación) llamada inculcación): Inculcación, sí, mucha, pretendidamente (objetivo final “educativo”) de convicciones; inculcación, sí, intensiva y extensiva, hacia las entrañas, el corazón, y en la extensión de todos, que han de ser un uno uniforme. Convicción, genuina, ni una, de eso nada. La nada en persona individual y colectiva. Nada, tan solo una sola masa, eso sí, eso es lo pretendido y no poco conseguido, muy ¡conseguido!, en un régimen -no importa que brazo alce- totalitario. Finalmente, del silogismo, la conclusión que es la siguiente nada concreta: La destrucción de la capacida

ADOCTRINAR (IV)

Imatge
En la anterior mano de nuestro particular juego acercamos el oído a una palabra: Inculcar . Descendimos por los peldaños de sus acepciones ejerciendo cierto análisis sobre ellas... para hallar y hacernos con una síntesis aplicable a nosotros mismos. ¿Qué tienen en común todas aquellas acepciones? El sumo aprieto y la máxima ausencia del íntimo y noble ejercicio del pensar personal en primera persona tanto del singular como del plural. El inculcado y el inculcador no ejercitan, por nada del mundo, su propio pensamiento.  Ahí va la síntesis en su mínima expresión: Inculco, luego adoctrino . Y podríamos, por amor a la mayor amplitud posible, declinar todo este presente indicativo: Inculco, por tanto adoctrino; inculcas, luego adoctrinas; inculca, luego adoctrina; inculcamos, por tanto adoctrinamos; inculcais, luego adoctrinais; inculcan, adoctrinan. Todo ello dicho, por mor al pensamiento de cada cual, de manera condicional: Si inculcación, entonces adoctrinamiento. Si no, entonces posibl

ADOCTRINAR (IV)

Imatge
En la anterior mano de nuestro particular juego acercamos el oído a una palabra: Inculcar . Descendimos por los peldaños de sus acepciones ejerciendo cierto análisis sobre ellas... para hallar y hacernos con una síntesis aplicable a nosotros mismos. ¿Qué tienen en común todas aquellas acepciones? El sumo aprieto y la máxima ausencia del íntimo y noble ejercicio del pensar personal en primera persona tanto del singular como del plural. El inculcado y el inculcador no ejercitan, por nada del mundo, su propio pensamiento.  Ahí va la síntesis en su mínima expresión: Inculco, luego adoctrino . Y podríamos, por amor a la mayor amplitud posible, declinar todo este presente indicativo: Inculco, por tanto adoctrino; inculcas, luego adoctrinas; inculca, luego adoctrina; inculcamos, por tanto adoctrinamos; inculcais, luego adoctrinais; inculcan, adoctrinan. Todo ello dicho, por mor al pensamiento de cada cual, de manera condicional: Si inculcación, entonces adoctrinamiento. Si no, enton