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S'estan mostrant les entrades d'aquesta data: setembre, 2018

ADOCTRINAR (III)

Imatge
Estábamos por considerar, de las tres cartas en juego y de la diversidad de palos de nuestra baraja, sus correspondientes reversos. Es decir aquello que, a causa de tener unas caras tan patentes, nos queda, a primera vista, oculta la otra faz. Y estábamos por pegar nuestro oído -para el libre pensamiento es mucho mejor que la vista- a lo que en una cita -de Hannah Arendt- presumo que es casi inaudible. De nuevo la cita: El objetivo de la educación totalitaria no ha sido nunca inculcar convicciones, sino destruir la capacidad de formárnoslas. Aquí aparece una palabra clave para el asunto que, de querer, nos ocupa: ¿Qué será la cosa esa de adoctrinar? . Clave que a mi me suena como muy cercana (sino sinónima) del verbo al que andamos buscando su concepto, o más bien su posible, o ya real, concepción de lo que sea adoctrinar en cada cual. Quedamos pues, provisionalmente, que adoctrinar e inculcar son sinónimos o cuasi. Recurramos al diccionario. Inculcar: 1.  tr. Apretar con fuerza alg

ADOCTRINAR (II)

Imatge
    La baraja completa de nuestro juego pertenece a conversaciones y lecturas tenidas con textos y amigos.  Concretando un poco: A conversaciones con dos amigos y a lecturas de algunos textos de una pensadora (que como tal, pensadora, no se andaba por las ramas como, si de pensar se trata, no puede ser de otra manera).  Imposible explayar encima del mantel de juego, todas las cartas de lo dicho y leído. Elegiré tan solo tres iniciales que mostraré. En eso consistirá el juego: En mostrar, cada cual, el contenido de sus cartas; es decir, lo que cada quien, al respecto, pueda pensar. Yo iré mostrando las mías, tan solo para animar las jugadas. La finalidad, a parte de la anteriormente mencionada, la culinaria de la primera publicación, es que quien quiera, y tan solo quien quiera y en nombre de su propia libertad de pensamiento, aclare sus propios conceptos en cuanto a lo que adoctrinar pueda referirse. Dicho de otra manera: Finalidad del juego, aportar, cada cual a sí mismo, cierta orien

ADOCTRINAR (I)

Imatge
Merodéame por la cabeza como un moscardón, de un tiempo acá, un verbo. Adoctrinar . Como remedio para el muy peligroso mal del verbalismo (diarrea verbal derivada de la mental a causa, a su vez, de la ingesta de nada sustancioso divulgado como información) tengo por costumbre ocasional -más bien me esfuerzo no sin cierto deleite- preguntarme, de tal o cual palabra que tanto suena en según que bocas mucho más que en otras... preguntarme, decía, por lo que yo sé, de tal son verbal o palabra tan susodicha, (sin más recurso principal para ello que hurgar con alma por los surcos de mi cerebro a ver que encuentro por ahí, es decir por mi mentalidad). Creo que se trata, eso de andar por dentro, de una especie de ejercicio con el que pretendo, con mis escasos recursos migajas aquí migajas allá, cercar, ¡de ninguna manera atar!, algún concepto .  Quiero decir que parece que use una u otra palabra baja o altisonante, no importa, como una suerte de despertador, que al hacerlo sonar con mi propia

DECIRSE

Imatge
- Sabes, creo tener una muy fina intuición. - Respecto a que. - Percibo con prontitud y alto grado de precisión a las personas que no son fiables. -Puede deberse, esa tu fina y precisa intuición a lo que de ti mismo crees y estar tu en lo cierto o puede deberse a que la mayor parte de personas no son fiables. Escucho que estás más bien convencido de tu fina y precisa percepción discernidora, que a más debes considerar como una muy buena cualidad orientadora de tu vida. - Sí, pienso que así es. - Sin embargo si la mayoria de personas no fueran de fiar, eso tuyo no sería más que acierto fácil. Alta probabilidad de dar en el clavo, antes que fina intuición. - Esa mi cualidad está bien nutrida -considera mi edad- por la experiencia, mi experiencia personal al respecto. - Habrás de ponerte de acuerdo contigo mismo, si ello prefieres. - Puedes explicarte, amigo. - No, dejaré que una cierta razón lo haga por mi. - Bien, pero algo más habrás de decir ¿No?. Un día me contaste, con una bella me

DECIRSE

Imatge
- Sabes, creo tener una muy fina intuición. - Respecto a que. - Percibo con prontitud y alto grado de precisión a las personas que no son fiables. -Puede deberse, esa tu fina y precisa intuición a lo que de ti mismo crees y estar tu en lo cierto o puede deberse a que la mayor parte de personas no son fiables. Escucho que estás más bien convencido de tu fina y precisa percepción discernidora, que a más debes considerar como una muy buena cualidad orientadora de tu vida. - Sí, pienso que así es. - Sin embargo si la mayoria de personas no fueran de fiar, eso tuyo no sería más que acierto fácil. Alta probabilidad de dar en el clavo, antes que fina intuición. - Esa mi cualidad está bien nutrida -considera mi edad- por la experiencia, mi experiencia personal al respecto. - Habrás de ponerte de acuerdo contigo mismo, si ello prefieres. - Puedes explicarte, amigo. - No, dejaré que una cierta razón lo haga por mi. - Bien, pero algo más habrás de decir ¿No?. Un día me c

SEANOS UN PAR, DE DOS CADA PAR ( y IX)

Imatge
Luz de Luna y hogar en la Zarza Imagino varías categorías de acontecimientos: actuales y pretéritos. En unos y otros estarían los que manifiestan una suma de voluntades, suficientes como para poder ser consideradas como acontecimiento. Y como he querido referirme a la distinción humana, es decir a aquello que a cada cual distingue, los acontecimientos a los que me he querido referir son aquellos en los que podemos sentir una muy profunda (confusa y emocional, visceral se puede decir) disensión, disensión sentida precisamente en medio de este tipo de acontecimientos, el de las voluntades que ponen de manifiesto muy claramente nuestro común principio de  distinción .  No hay dos personas que sean iguales; pero ésta, la distinción, puede estar muy encubierta por capas y más capas en las que nos homogeneizamos y así nos ignoramos en lo que de distinto somos cada quien. Sin embargo a nadie se le escapa las distinciones secundarias de la irreductible, donde puede tener su sede la dignidad.

SEANOS UN PAR, DE DOS CADA PAR ( y IX)

Imatge
Luz de Luna y hogar en la Zarza Imagino varías categorías de acontecimientos: actuales y pretéritos. En unos y otros estarían los que manifiestan una suma de voluntades, suficientes como para poder ser consideradas como acontecimiento. Y como he querido referirme a la distinción humana, es decir a aquello que a cada cual distingue, los acontecimientos a los que me he querido referir son aquellos en los que podemos sentir una muy profunda (confusa y emocional, visceral se puede decir) disensión, disensión sentida precisamente en medio de este tipo de acontecimientos, el de las voluntades que ponen de manifiesto muy claramente nuestro común principio de  distinción .  No hay dos personas que sean iguales; pero ésta, la distinción, puede estar muy encubierta por capas y más capas en las que nos homogeneizamos y así nos ignoramos en lo que de distinto somos cada quien. Sin embargo a nadie se le escapa las distinciones secundarias de la irreductible, donde puede tener su