BENEFICIOS (10)
En una anterior entrada de esta serie ya se me había colado, como caído por su propio ligero peso, un tipo de beneficio, bien distinto del usual y preponderante adjetivado de económico.
El grupo de los mal llamados "discapacitados" se hizo con esa otra especie de beneficios: creatividad, feliz y a veces dificultosa espontaneidad expresiva y participativa, complementariedad para el propósito querido y elegido libremente y toda una serie de satisfacciones, siempre relativas claro está, por los logros que iban tomando cuerpo en forma de un cortometraje cuando antes ya los habían sido en sus propias y respectivas vidas en su cotidianidad.
¿Cual el capital invertido para tales beneficios? Todos aquellos participantes en aquel propósito y proyecto habían tomado de por sí en diversas medidas de necesidad, en su pasado y también actualmente, una clase concreta de capital merecido porque sí y favorecido sino potenciado también porque sí* por sus familias, sus ayudadores profesionales o allegados (¿quien no los necesita en algún que otro momento de la vida?), por la formadora y equipo para la realización de aquella iniciativa y por una buena parte de una sociedad general de humanos autores y actores de la propia vida (en este caso esa sociedad a la que pertenecemos y en la que somos)... había en juego - decía - entre tantos un enorme (en todos las dimensiones, incluso la de profundidad, tan ridiculizada y minimizada hoy en día) capital, ese: el crédito (ése sí personal), la confianza que fomenta la confianza y credibilidad en y de sí concretada especialmente en las propias posibilidades personales.
* El banco mundial absolutamente descentralizado de tal capital recibe el nombre común y propio de Dignidad.
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