SEANOS UN PAR DE DOS CADA PAR (I)



Séanos, de entre nuestra actual especie, dos pares de congéneres cualesquiera. Imaginémoslos, a los dos pares por separado, en una relación humana del tipo que queramos. Preferiblemente, pero, de las relaciones consideradas más bien de proximidad, incluso íntimas o familiares. Por ser cualesquiera pongámosles por nombre A y B a un par y C y D al otro (nunca en un par de humanos uno ha, o debería de, reducir al otro, ni el otro dejarse reducir, así que les pongo nombre, no a los pares sino que a sus, de cada par, integrantes). Tampoco debo ponerles nombres onomásticos pues no pocos podrían pasar por ser en tal par de dos. 

No olvidemos en ningún momento -yo al escribir y quien esto lea- los requisitos que subyacen aquí. Siempre en mente, pues, los hilos conductores no muy visibles y algo delebles en lo que pretendo escribir ahora: 

  • Son congéneres nuestros. O sea que cualquiera de nosotros podría ser (o estar en circunstancias semejantes) A/B o C/D. ¿Por qué dos parejas? Ya se verá. Por ahora debemos conceder que les diferencia algo diverso en cada par y en cada par, eso diverso de cada pareja, a la vez es cualitativamente muy distinto, de un par y de otro. 

  • Y, muy importante, hemos de postular algo de lo que entendemos por libertad. Aquí libertad significa algo un tanto desconcertante, al menos por el momento: Que el par A/B bien podría haber sido C/D o viceversa, el C/D sido el A/B. Es decir, que para nada ni por nada privilegio en algo a uno o a otro par, tampoco en nada los desmerezco. 

  • Y por ello, por la libertad individual de cada cual, incluida la nuestra, debemos hacernos como una pequeña reserva mental -yo la prefiero en el corazón, que viene a ser lo mismo-, una abstracción: Por poca que sea nuestra libertad, para que ésta reluzca y sea efectiva en algo la vamos a sacar -y mimar, diría yo si place- de todos sus acosadores: lo instintivo, lo inconsciente, de ciertas tradiciones y, en general, de las mil y una circunstancias que a veces inevitablemente se nos imponen o como mínimo nos pillan de sorpresa, esas que nos sorprenden cogiéndonos supuestamente, o no, de improviso. Yo extraigo -he invito a hacerlo- de todos estos condicionantes algo a no dejar jamás en el abandono: cierta manera de vivir y entender la libertad. Es decir que quiero contemplar a A y B y a C y D en sí mismos. O sea que esos cuatro, algo han tenido que ver, individualmente, en el hacer de su propia vida y en el hacerse; que no todo ha dependido en cada uno de ellos de las circunstancias, impositivas o sorpresivas; cohercitivas o desconcertantes. Que A, B, C y D no son sujetos pacientes en absoluto sino que, al menos en algo, han sido y aún son sujetos agentes (hacientes) de y en sus propias vidas. Aunque claro está, agentes, hacedores de sí y de su propia vida de manera relativa, ya que muchas circunstancia y de diversa índole nos concurren, aunque, repito y quiero creer y pensar, no del todo: siempre disponemos de un reducto esencial más o menos amplio, más o menos profundo que solemos nombrar con el sustantivo libertad. 
    • Hasta aquí el vellón, Trataré de devanarlo e hilarlo.


      Comentaris

      Entrades populars d'aquest blog

      BENEFICIOS (7)

      ADOCTRINAR XXIX

      BENEFICIOS (10)