PANORÁMICA GENERAL (9)



Mirador de la Code

¿Qué ando haciendo en esta serie de escritos? Rastreo a la mismísima necesidad bajo el Sol, estimulante, de una pretensión: La de querer saber que es, que es necesidad. Pretensión frustrada. Pero no así, frustrado, el fruto de tal rastreo, que me ha llevado a merodear por la dignidad, que no solamente es tenerla cada cual de por sí sin más, sino que también consiste en proveerla de nutrientes, o de lo contrario no consiste, tal dignidad. Nos son necesarios, a tal efecto ciertos alimentos, no de carácter, éstos, precisamente material. Es una necesidad, esa de la dignidad, cuya desatención arrasa en miseria mental, en ruindad no poco manifiesta (ejemplos cunden, si se quieren ver). 

Así mismo he rondado por la individualidad de cada cual, en aquellas necesidades que nos son insobornables. Que no se dejan sobornar ni a base de sustitutos, ni sustitutivos; ni tampoco por algunas que otras compensaciones, aunque estas sean monetarias a raudales. 

Pongamos por caso, de necesidades insobornables, a aquellas que tiene un niño, necesitado, como todo niño, de genuina comprensión -si no es empática, no sirve- y confianza, de ocasionales orientaciones que no pretendan suplantarlo, de oportunos límites a fin que él mismo vaya configurando y elaborando su intransferible e insustituible personalidad. Obviemos todo ello sin otorgarle atención alguna, o más bien escasa. Sustituyámosla, tal dejadez de atención, por ingentes cantidades de cosas o miríadas de distracciones o simplemente por nada y ello dispensado al niño en compensación o en sustitución. Insobornables -y tal vez ocultas haciendo de las suyas- permanecerán aquellas necesidades y ya fuera de tiempo y quizás de control, anacrónicas, en un cuerpo ya adulto, al que otras necesidades han sido añadidas -amontonadas-, tanto emergidas internamente como acontecidas externamente, intervinientes de dentro de sí, como de fuera de sí. Esto, a manera de ejemplo, referido a necesidades que tienen su tiempo y que tanto son propias -los padres o educadores también tienen la necesidad, y no solo en forma de obligación, de hacer lo mejor posible-  como también lo son en función de segundas personas (hijos, padres, amigos, compañeros...).

Así he arribado a un terreno que reconozco como común. Una tierra de todos. Un terreno fértil y fertilizable donde cada cual se ha puesto a relativizar ser el mejor en cuanto más cosas mejor aún, y va poniendo en relieve, en un nuevo relieve de importancia creciente, ser mejor, ser mejor uno mismo. Cosa esta ya referida no a segundas persona sino que únicamente a un mismo y por si mismo, sin influencias -propiamente dicho- externas. Aunque sí con mucho suministro, necesario, para el cultivo de tal cualidad: la de lo mejorable de mi en potencia o en acto. Suministros que difícilmente pueden recibir, solamente al menos, la denominación de materiales, de necesidades materiales. 

He llegado a lo necesariamente mejorable si uno, sin mediar la más mínima coacción, así lo quiere. 

 Las necesidades más inminentes, las materiales del tipo que éstas sean, no precisan de rastreo. ¡Son tan patentes!, ¿verdad?     


Comentaris

Entrades populars d'aquest blog

BENEFICIOS (8)

BENEFICIOS (7)

ADOCTRINAR XXIX