ADOCTRINAR (IX)
Vuelve a amanecer y sobre el tapete aún las cuatro cartas de mi amigo J: ¿Hay algo que no nos haya sido adoctrinado? ¿Qué sabemos que no se nos haya sido inculcado? ¿Acaso no hay un ya todo sabido desde siempre que sólo espera que se le de lumbre encendiendo, comadronas y ayos interesados, nuestro saber reminiscente y que ello no sea más que pura doctrina? ¿Acaso no nos rendimos todos juntos a sabiendas o no -ignorantes o convictos- a lo ya puesto -impuesto por tanto- casi ahogados en un oceano de prejuicios del que apenas si podemos sacar cabeza? Pensemos en estas cartas. No sin antes hecernos presente el principal sentido de nuestro juego. Pretendemos hacernos con un concepto: El de adoctrinar . En general en eso que se pretendemos no ha de haber ganador alguno y, concretamente, en la ganancia para sí de algún concepto, que es lo que se pretende, tampoco uno será el vencedor (o todos los participantes ganan o ninguno de ellos lo hace). Podría ser que en este nuestro juego nadie,...