SEANOS UN PAR DE DOS CADA PAR (III)

La Zarza (Salamanca, lindando con Portugal)

Cuanto he atribuído al par A/B, aquello mismo podría heber dicho de C/D (el otro par a considerar) a condición, esa sí del todo necesaria, que lo que intentase escribir de C/D no podría referirse más que a lo ya anotado para el par A/B... y al revés, si lo mismo hubiera mencionado de C/D, entonces algo bien distinto hubiera de decir de la pareja A/B. Lo que pueda decirse de un par u otro es intercambiable. 

Con ello quiero dar a entender que las posibilidades y imposibilidades de un par también podrían haber sido las del otro o viceversa. Cosa posible tan solo al considerar, en ambos pares, ese ámbito -o tal vez tan solo reducto- común del querer. De ese querer que aún, y precisamente por ser, movido por el deseo puede y quiere ser orientado por el pensamiento. De ese querer que yo creo hacer bien en llamarle libertad. Querer: La posibilidad esa según la cual o anhelamos meramente poseer o predominentemente amar, o dejar que o hacer que. Orientación, una o la otra, en la que algo nos cabe hacer o dejar de hacer, es decir pensar y efectuar o desanudar o incluso a ser posible a anihilar. Ninguna de las dos parejas son o están exentas de tal posibilidad de, aunque tal vez pocas, posibilidades; de esas posibilidades de realización, de poder ser y de poder vivir de una u otra manera; cosa, una y otra manera de ser y de vivir, que ambos pares manifiestan de muy distinta manera. Ese querer, que yo quiero equiparar a la libertad, es el meollo de nuestra -si alguien, lectora o lector, acompaña- reflexión.