SEANOS UN PAR DE DOS CADA PAR (VI)
Termino de Mieza
Tal
vez sean suficientes, para orientar nuestro pensamiento, los rasgos
ya descritos de A/B y de C/D. Cabrían más detalles de tal par de
dos, pero ello creo que novelaría en exceso la reflexión, para la
que me he proveído de esas cuatro letras un poco al estilo de las
formulaciones matemáticas. A/ B, C/D deberían poder ser letras
cuyos referentes debieran ser cualesquier par de personas,
diferenciados estos pares según lo esbozado de ellos anteriormente.
La exposición de más detalles correspondería mejor a nombres
onomásticos, de personajes o personas, novelescos o conocidos
respectivamente. Abundar en detalles tampoco respetaría la libre
consideración (verificación o refutación) de quien esto apeteciera
leer.
Hagamos
ahora algo más patente nuestra manera de proceder en lo que
pretendo, mencionar el como de nuestra andadura (tal vez decir método
sería algo pedante y seguro que bastante inexacto, me interesa más
lo que va apareciendo en el trayecto de estas palabras y como las
ando, que los caminos que yo no haya allanado por mí mismo, también
quisiera llegar a alguna planicie para poder divisar mejor y así
mejor discernir como continuar viviendo y siendo; por y para ello,
entre otros quehaceres, escribo).
Me
he hecho así mismo con dos planos... aunque como si fueran dos
inmensas páginas de una misma hoja, sin importar lo mucho que pueda
decirse y de quienes pueda decirse y si en uno u otro de los planos.
Creo que mucho, inconmensurable y nunca del todo decible, podría
mencionarse tanto de A/B como de C/D y de manera intercambiable, a
condición que de ninguna manera se dijera lo mismo de un par que del
otro. Hay entre ellos, a pares, una clara distinción, aunque de
ningún modo infranqueable. Cada lector, caso de haberlos, podría
hacer sus observaciones, reflexiones y finalmente anotaciones en
ambas páginas. Y los habría que tal vez lo harían a modo de diario
o de ensayo personal, siendo ello siempre posible y me atrevo a decir
que aconsejable, aunque sin necesidad alguna de escribir lo
considerado, siendo la mejor escritura la de los hechos y la mejor
aún la de los frutos.
Ambos
planos son los de nuestro mundo y en los dos constan infinitas, o al
menos innumerables, dimensiones. Ya en un solo habitante, en uno u
otro plano, se da, entre efectiva y potencialmente, innumerables
dimensiones (qué absurda y vacía de contenido en gran medida llega
a ser esta expresión: Yo a fulanito o a fulanita la o lo conozco muy
bien). Eso en un solo habitante, ahora multipliquémoslo por los
millones de habitantes que pueblan la tierra.
Disponemos
pues de una sola e inmensa hoja cuyos bordes no podemos alcanzar a
ver. Consta, como todas, de dos páginas cuyo común filo no puede
ser otro que el mental (como ocurre en toda imagen geométrica) y
comprende una muy sutil, porosa y esponjosa materia cuya denominación
exacta es libertad,
se trata de nuestra denominación de origen y de desarrollo. Cuanto
se dijo de C/D podría haber sido dicho de A/B y, tal como aquí ha
constado, al revés.
Estamos
enfocando nuestra andadura en aquello que pueda quedarnos libre.
Ninguno de los dos pares consideramos que estuviera tan condicionado
como para no poder desenvolver o realizar sus vidas en uno u otro
sentido (tampoco cada uno de nosotros). Aquello que enfocamos lo
hemos aislado provisionalmente (no puede ser de otra manera) para
poderlo traer a colación, y nos viene revestido con una pregunta:
¿Cuál es mi querer y con ello mis quereres? A/B eran, sin dejar de
quererlo, en su propio hábitat, recordemos, la Exterioridad; C/D
eran, queriéndolo, en su propio hábitat: La Interioridad, no lejos
del corazón y sus razones. En ambos pares algo había de su propio y
particular, individual, querer en ello. Ese querer, también de
nosotros, algo intacto no tocado por ningún determinismo, es la
lucecita lejana de lumbre cercana que orienta todo el tiempo nuestro
pensamiento, nuestra andadura por estas líneas.
Dos
planos y una sola hoja-. Dos pares distintos de relaciones humanas.
Dos. Binario parece haber sido el compás, como un andar, de lo que
va siendo dicho. ¿Qué menos que dos rostros, cara a cara o dándose,
el uno o los dos, la espalda dan -y reciben- como resultado una
sociedad humana en la que, a su vez, mal que bien con deseos de lo
mejor, cada cual va siendo y viviendo? De todo el caudal humano y
material, tan solo he querido fijarme en sus componentes primordiales
sin excluir sus dos posibles planos existenciales y el posible paso
(libertad) del uno al otro.
Desde
cierto imperceptible instante de lo que voy escribiendo va, como si
fuera una singular melodía, surgiendo, en un crescendo, una
proposición, una cita, de un pensador: “Yo soy yo y mis
circunstancias” (creo recordar que de Ortega y Gasset). A/B, eran
mucho más sus circunstancias que ellos mismos. C/D, algo más ellos
mismos que sus circunstancias.
Comentaris
Publica un comentari a l'entrada