ADOCTRINAR/MIS PROPIAS CARTAS ( y LIV)






Mis cartas pretenden mostrar que existe el no-adoctrinamiento y que también se da, se entiende que así mismo entre nosotros, la no-manipulación. Pueden parecer, tales muestras, algo obvio. No resulta ser así, sino más bien todo lo contrario, según las cartas barajadas por mis amigos. Cartas éstas, las de mis dos amigos, que, por cierto, son no poco representativas de un muy amplio espacio, y espacio de tiempo también, de nuestro mundo, el humano. De éste, no poco extendido, en que tanto tergiversamos, y tenemos tergiversado, medios y fines. Tanto que otorgamos a los medios el ser fines, y a los fines, que no son otros que nosotros mismos en particular y en general, el sernos por mero uso, manoseados y denigrados, solo medios sin más finalidad, en la vida, que sernos instrumento al servil servicio de uno u otro sistema totalitario, siempre presentado, por cierto, como benigno. En esas condiciones, y si esas solo fuesen, el adoctrinamiento y la manipulación están servidos y a la orden del día. Es decir a la orden de la inmediatez, la instantaneidad, la precipitación, la urgencia… en ese no importar más que la intensidad, es decir la excitación que ha de cortocircuitar, interrumpir o evitar que emerja el propio y personal pensamiento. Pensar que nos capacitaría para la formación, especialmente de convicciones*, en tanto que fines, en tanto que seres dignos, valiosos porque sí, por afirmación, es decir sin precio, lábil y fragmentado, de mercado. No por negación y renegación de sí mismos por tergiversarnos, transubstanciarnos malamente en cosas-calderilla manipulándonos en un sinfín indiferenciado de ser objetos sin más valor que el de uso y el del "contravalor" de ser meros restos de serie destinados a ser residuos (¿Qué otra cosa, finalmente, puede llegar a ser algo tan solo útil?).





Sin afán, latente o manifiesto, de exterminio, reducción o debilitamiento de la libertad, libertad en los términos de nuestras partidas aquí jugados, cabe la posibilidad y efectivo, constructivo, juego combinado, de movimiento y de reposo, del no-adoctrinamiento y de la no-manipulación. Ahí, dentro, en el sí y seno de cada cual, cada uno puede, si así lo quiere y siente como conveniente, ejercitar y ejercer su propia, no más ni la de otro, capacidad de pensamiento, ese detector inteligente de inculcaciones admitidas pero para nada personalmente reflexionadas y de ese perceptor, así mismo pensamiento, que siente la necesidad de librarse, de librarse del malestar tan nocivo, doloroso, propio del sentirse manipulado, también del manipulado-manipulador .





J, P y yo nos despedimos hasta la próxima contraposición, dejando atrás tantos atardeceres que en nuestro juego han precedido otras tantas y siguientes jugadas. Despedimos nuestro encuentro no sin haber generado, elaborado y albergado, yo, a lo largo de tantas partidas una diversa convicción de convicciones, la que sigue:





*Convicciones, de esas tomadas como motivo de reflexión personal, de esas sobre las que uno desea y quiere elaborarlas en primera persona, tanto del singular como del plural (diálogo), de esas que han sido faenadas con las herramientas del pensamiento de uno y de muchos, de esas que al ser tratadas de tal manera, con el cuidado que toda convicción -recordar su doble filo, el impositivo y el liberador- merece y necesita. Esas convicciones, y así tratadas, y no otras, adquieren la flexibilidad propia de la persona verdaderamente reflexiva. Flexibilidad que significa, respecto de las convicciones y llegado el caso y por parte de mí y solo de mí, mis expresas admisiones de ellas o rechazos o modulaciones o remodelaciones, modificaciones, añadidos, sustracciones; y aún más, tal vez originales y participadas nuevas e inéditas formaciones (a convicciones sigo refiriéndome). Flexibilidad y elasticidad. Flexibilidad personal y elasticidad interpersonal ejercitada sobre y a causa de laborar convicciones heredadas. Elasticidad que ha de alcanzar las convicciones del Otro solo para ser escuchadas con esa atención que tan solo el pensamiento reposado puede llevar a cabo, hasta el límite, pero, de evitar algún pétreo acantilado de tanto, sutil y no sutil, fanatismo, de los muchos que llevan, para más inri, la etiqueta de “convicción”. Y todo ello sin pérdida alguna de lo que el término convicción pueda significar: Detección, caso de ser ahí, en uno… detección y relativo, máximo, vencimiento, personal aunque nunca en aislamiento, del doctrinario y manipulativo trato de cosa-calderilla-residuo dado al fin, valioso porque sí sin etiqueta al dorso de precio de mercado, que somos.


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