ADOCTRINAR XXXIX






Reanudamos el juego con el que pretendemos algo así como cartografiar unos rasgos. Los que correspondan a un concepto. Quisiéramos hacernos con el concepto de un verbo cuyo uso está masivamente manipulado. Pues resulta ser que si su utilización pudiera servirnos como medio a fin de alertarnos frente al inminente o ya efectivo deterioro de una de nuestras más valiosas capacidades (la de formarnos convicciones) y a su vez alentar nuestro libre desarrollo de tal capacidad, resulta ser que nuestro verbo en juego es manipulado para incrementar nuestra confusión. De tal uso manipulador la confusión es la finalidad, nosotros, cada cual, sus medios. Debería ser al revés: Al decir adoctrinar, las voces deberían ser, si acaso, consciente e intencionalmente (honestidad) orientadas hacia el fin de no decaer en nuestro empeño en formarnos, convicciones i demás, orientadas al fin que cada cual es y así ser cada cual también medio de tal suscitación, la de que no somos predominantemente o solo útiles, instrumentos, cosas, títeres serviles. A ese concepto le hemos ido dando figura, contorno, esbozo. Tal vez, sería lo más deseable, sonoridad, vibración. Notas conceptuales que puedan hacer despertar por armónicos deseos de desarrollo de nuestras potencialidades más aletargadas. Lo hemos delimitado bajo las formas, de cierta manera entendidas, de inculcar y manipular, que son las líneas, con disfraz de, maestras de Adoctrinar. Visto (mejor escuchado según voluntad de querer orientar la escucha) lo cual al trasluz de nuestro humilde pensar, ya hemos escuchado algo del reverso de Adoctrinar, que es “formarnos convicciones”. Ya mencioné algo percibido y concerniente a las convicciones.Y que ahora pongo sobre el tapete a la consideración de mi amigo contrincante en el juego :





Naipe que se refiere a nuestra ilimitada susceptibilidad de ser manipulados y manipular, puesto en juego en la anterior jornada:





Este ilimitado e indeterminado ámbito que refiere la posibilidad a la manipulación es también el abierto ámbito de la libertad en cada quien, donde la determinación de cada cual tiene, por quererlo únicamente por uno mismo y decididamente, su creativa efectividad o, si, por nuestra parte, indeterminación, también querida, entonces contrariamente, nuestra limitación o incluso nuestra nulidad en el crecimiento y desarrollo de las capacidades posibles (potencialidades personales de cada cual). Así que cada quien pueda, de quererlo, determinarse y decidirse en un sentido u otro. Tal querer, si positiva y generalmente creativo (generador, regenerador… ), representa ser un continente capaz de incremento para toda convicción propia.





Naipe del querer y del sentir de libertad:





Ese pensar que cabe ser orientado, por mi resuelta determinación, al fin de nuestras capacidades (potencialidades, posibilidades). Aquí la concreta de la correspondiente a la formación de convicciones. Capacidad esa nuestra que a la vez también nos es medio, al servicio de suscitar (no inculcar, no manipular) otras capacitaciones al lado de – y junto al – otro, pero sin dejar jamás de ser, ambos, fin cada cual en sí mismo. Sin dejar jamás de ser respecto (y con respeto) al sentir y al querer de (la) libertad. Es decir, de no querer vulnerarla. Ese no querer es otro continente, en estrecha sintonía con el anteriormente mencionado, de toda convicción.










https://youtu.be/0Zj8IXE12H4

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